Teresa Rivera García

Teresa Rivera García

Maestra de Educación Infantil y Psicopedagoga

8 de septiembre de 2022

Educar con amabilidad y firmeza

En este artículo veremos:

  • ¿De dónde viene esa educación basada en la Amabilidad y la Firmeza?
  • ¿Es posible ser amable y firme al mismo tiempo?
  • Estilos educativos
  • Recomendaciones prácticas para ser amables y firmes al mismo tiempo
  • Conclusiones

¿Es posible una educación basada en ser amable y firme al mismo tiempo? ¿Pueden ir unidas la amabilidad y la firmeza? ¿Cómo es nuestro estilo educativo?

Cuando llegamos a la maternidad o paternidad nos enfrentamos a grandes retos con nuestros hijos e hijas, vamos actuando con ellos según la situación y en muchas ocasiones entramos en ese «baile» de ser unas veces amables y otras firmes dependiendo de nuestro criterio y de cómo afrontemos las situaciones que se nos plantean cada día. Y ahí, en ese día a día, aparecen en multitud de ocasiones incoherencias, dudas, culpas, reproches, inseguridades…y nos preguntamos, ¿lo estaré haciendo bien?,¿qué puedo cambiar?, ¿qué quiero lograr en mi familia?, ¿funciona lo que estoy haciendo?…

Educar con amabilidad y firmeza

Hacerse preguntas es un gran paso para tomar conciencia y poder llevar a cabo cambios que, sin duda, tendrán un efecto en la relación con nuestros hijos.

¿De dónde viene esa educación basada en la Amabilidad y la Firmeza?

La Amabilidad y la Firmeza es una de las bases de la Disciplina Positiva. Tiene su origen en los años 20, en la Psicología Individual del médico y psicoterapeuta Alfred Adler y su discípulo, el psiquiatra Rudolf Dreikurs.

Adler comenzó a divulgar la idea de que para mejorar la sociedad había que invertir en educar de manera respetuosa a los niños y adolescentes, y hacerles sentir parte de un grupo. Pensaba que las «malas conductas» de los niños y las niñas se debían realmente a un sentimiento de desconexión que no se lograría cambiar con el autoritarismo ni los castigos, sino creando una atmósfera de pertenencia a través de un trato firme y amable al mismo tiempo.

Rudolf Dreikurs fue quien enseñó la importancia de esta firmeza amable en nuestra relación con niños y décadas después, las teorías educativas de Adler y Dreikus conseguían repercusión gracias a la labor divulgativa que hicieron las psicólogas Jane Nelsen y Lynn Lott, quienes basándose en estos estudios crearon lo que se conoce como Disciplina Positiva.

¿Es posible ser amable y firme al mismo tiempo?

Es una gran combinación, 50% y 50%, va a beneficiarnos a todos los miembros de la familia, no solo ahora sino también en un futuro.

Ser amable y firme significa ser respetuoso y motivador, y es una de las bases fundamentales de la Disciplina Positiva.

Por supuesto requiere de esfuerzo, trabajo, constancia, toma de conciencia, conocimiento de nuestros hijos y su desarrollo y autoconocimiento personal que muchas veces dejamos de lado, pero que es fundamental para que podamos afrontar la crianza de manera más positiva. No se trata de ser perfectos, se trata de alentarnos a dar lo mejor de nosotros mismos sabiéndonos humanos y dándonos autocompasión. Nuestros hijos e hijas necesitan padres y madres que también se equivoquen, que sepan reconocer sus errores, que puedan pedir disculpas, que estén presentes, disponibles y les den amor.

Educar con amabilidad y firmeza

Poder decirles «Te quiero y la respuesta es no» significa que hay límites claros y que se cumplen y al mismo tiempo, les hacemos saber que nuestro amor es incondicional, que siempre los queremos.

Muchas veces pensamos que la amabilidad es permisividad y la firmeza es autoridad y ahí radican muchas confusiones que nos llevan a actuar de determinadas maneras.

Amabilidad no significa dejar que los niños hagan lo que quieran siendo permisivos, sino que es demostrar que les respetamos, les tenemos en cuenta, conectamos con ellos, damos margen al error.

Firmeza no es utilizar castigos, sermones o métodos autoritarios, sino que conlleva respetarnos a nosotros, a ellos y las necesidades de la situación.

.cita.Cuando somos amables, estamos siendo respetuosos con nuestros hijos. Y a su vez, cuando somos firmes estamos siendo respetuosos con nosotros mismos..cita.

Estilos educativos

Los estilos de crianza o estilos parentales, son el modo de criar y educar. Son formas que tienen los padres de reaccionar o responder a las emociones y comportamientos de sus hijos e hijas.

La forma de educar tiene un gran impacto en el desarrollo, autoestima y conductas de los niños. Por lo que es importante conocer y tomar conciencia del estilo educativo que tenemos para ver qué podemos mejorar, fomentando un estilo de crianza positivo que contribuya al bienestar del menor.

Estilo Autoritario

 Es controlador o punitivo, impone reglas y normas a través de amenazas, castigos o premios. Es siempre la autoridad con poder y con opinión, el adulto siempre se impone.

¿Qué conlleva ser solo firmes?

Sometimiento, rebeldía, revancha, retraimiento…trae consecuencias negativas, como falta de autoestima, inseguridad, sumisión, miedo, rebelión. Crea distancias, desconfianza, desconexión, reproches, malestar, falta de afecto y comprensión, miedo, desgaste, venganza.

El mensaje implícito es: “Yo soy quien manda y tiene razón ya que tú no eres capaz de hacerlo suficientemente bien».

Estilo Permisivo 

Consentidor y sobreprotector, no quiero que sufras y lo hago todo por ti para evitar que vivas las consecuencias de tus decisiones. 

¿Qué sucede si solo somos amables?

Ser sólo amable no ayuda a desarrollar las capacidades y habilidades básicas para desarrollarse como personas íntegras. Hay ausencia de límites y crea confusión, se sienten con derecho a todo, no tienen en cuenta a los demás,«Hago lo que quiero y nadie puede decirme nada y si me lo dicen reacciono mal, no tolero esa frustración«.

El mensaje implícito: “Yo lo haré por ti, tú aún no sabes hacerlo, no tienes esa capacidad”.

Estilo educativo Democrático

Es amable y firme al mismo tiempo.

Líder con libertad y orden, la base es el respeto mutuo entendiendo que la niña o el niño es un ser diferenciado del padre y la madre como tal, tiene sus propias necesidades y deseos.

Mensaje implícito: “Te acepto por quién eres y creo en tu capacidad para aprender de tus errores y por lo tanto te permito contribuir».

Ser amable y firme al mismo tiempo conlleva proporcionar amor y límites, estabilidad, cooperación, confianza, apego, seguridad, escucha, coherencia, respeto.

Estilo educativo negligente o indiferente

Se caracteriza porque los padres no están implicados en la crianza de sus hijos e hijas y, por tanto, no les proporcionan el apoyo ni les sirven de guía. No muestran ningún cariño o disciplina y no les prestan atención. 

No hay presencia, ni pertenencia, ni pueden contribuir, no hay disponibilidad, no hay conexión…los niños y las niñas no se sienten importantes ni tenidos en cuenta.

Mensaje implícito: «No eres importante, me da igual lo que suceda, arréglatelas tú solo/a, no te tengo en cuenta«.

Recomendaciones prácticas para ser amables y firmes al mismo tiempo:

  • Validar sentimientos: “Sé que quieres seguir jugando, y es hora de cenar”.
  • Mostrar comprensión: “Yo también lo estoy disfrutando, y se nos hace tarde”.
  • Saber redireccionar las situaciones: “No quieres lavarte los dientes y yo no quiero que tengas caries”. “Hagamos una carrera hasta el baño”.
  • Tener acuerdos previos: “Sé que te cuesta recoger tus juguetes, y ¿cuál era nuestro acuerdo sobre sacarlos para jugar?”.
  • Dar una opción: “No quieres ir a la cama y es hora de dormir”. “¿Es tu turno o el mío para leer el cuento?”.
  • Decir lo que tú vas a hacer: “Se que quieres seguir jugando con la Tablet, y el tiempo ya se terminó. Puedes apagarlo ahora o lo hago yo”.
Educar con amabilidad y firmeza

Conclusiones

Educar con amabilidad y firmeza es sentar las bases de una educación respetuosa donde tenemos en cuenta a nuestros hijos e hijas, a nosotros mismos y a la situación. Tener en cuenta que esto es un proceso de aprendizaje nos da tranquilidad, nos da perspectiva, nos da empatía hacia nosotros, no hay píldoras mágicas que funcionen sin más, hay esfuerzo, constancia, perseverancia, conciencia, aprendizaje y conocimiento. Se trata de conectar en familia y saber que todo lo que hacemos ahora repercutirá en el futuro.

Referencias

Nelsen, Jane; Lott, Lyon & Glenn, Stephen, Disciplina Positiva de la A-Z, Ediciones Ruz, 2009.

Nelsen, Jane, Cómo educar con firmeza y cariño, Barcelona, Ediciones Medici, 2007.

Nelsen, Jane; Erwin, Cheryl & Duffy, Roselyn Ann, Disciplina positiva para preescolares, Editorial Rondine, 2018

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