Andrea López

Andrea López

Articulista y asesora de lactancia

21 de diciembre de 2021

La educación sexual de nuestras hijas

En junio de 2020 tuvo lugar Menstruita Power®, un encuentro virtual en el que mujeres de la talla de Marta Torrón, Anna Silva, Laura Cámara, Andrea Aguilar y Sylvia de Béjar entre muchas otras nos deleitaron con sus exposiciones sobre educación menstrual, sexual, emocional y feminista. Dirigido a madres con hijas pequeñas y adolescentes. Pero también a padres y a cualquier persona interesada en mejorar y trabajar en una mejor educación sexual.

Tuve el enorme placer de asistir y aprender muchísimo de las maravillosas ponentes que formaron parte de él. Compartiré con vosotros unas pinceladas de las charlas que tuvieron lugar porque me parecen imprescindibles para poder transmitir todo este conocimiento a nuestros hijos. Porque una educación sexual mejor es posible.

Recibimos una pobre educación sexual y por tanto hay cosas que tenemos que aprender para poder transmitirlas a nuestros hijos.

De dónde venimos

Los padres somos un modelo para nuestros hijos. De nosotros van a aprender, entre otras cosas, de sexualidad. Y es que, lo hagamos de forma consciente o inconsciente, ellos se van a llevar este aprendizaje desde casa.

Si en familia este es un tema tabú, del que apenas se habla, o si lo tratamos con culpa y vergüenza, quedará reflejado en nuestras niñas y niños influyendo en su mirada y aprendizaje.

Por el contrario, si tratamos el tema de forma honesta y sana, libre de viejos tabúes y represiones, les va a permitir un pleno desarrollo como personas, siendo capaces de conocerse.

Debemos pensar qué queremos para nuestros hijos; si perpetuamos viejos patrones aprendidos o si les damos la oportunidad de obtener un desarrollo pleno como individuos libres.

¿Qué podemos hacer como padres que quieren una mejor educación sexual para sus hijos?

Primero, reconocer que recibimos una pobre educación sexual y por tanto hay cosas que tenemos que aprender para poder transmitirlas a nuestros hijos.

Segundo, replantearnos cómo estamos viviendo nuestros propios procesos. Si, por ejemplo, vivimos nuestra propia menstruación con angustia y pesar así se lo transmitiremos también a ellos. Lo que más enseña no son las palabras sino la energía y el comportamiento de las personas.

Si como padres no nos encontramos cómodos con determinados aspectos de la sexualidad no vamos a ser capaces de transmitirles un mensaje positivo. Tenemos que estar conectados con nosotros mismos para poder dar.

Y tercero, tener claro que habrá preguntas que no seremos capaces de responder o bien por falta de conocimientos o bien por un “mal entendido” pudor. Ser conscientes que es difícil dar aquello que no se recibió. Y no sentirnos mal por ello.

Podemos decirles a nuestros hijos que no les podemos responder en ese momento porque tenemos que buscar la información o tenemos que aclarar unos aspectos con nosotros mismos. Y aplazar esa cita para más adelante. Pero mantener el compromiso con ellos de que volveremos con la información y herramientas que los puedan ayudar.

Y si de ninguna forma somos capaces de responderles acudir a ayuda externa. Podemos hacer algún curso de educación menstrual o educación sexual, entre otros, con expertos que nos eduquen. Lo podemos hacer solos, como padres, o con ellos.

Aunque estos cursos por supuesto podemos hacerlos igualmente como forma de conexión con nuestros hijos e hijas sabiendo que le estaremos dando una valiosa educación.

Los niños no deben tener miedo a descubrir su cuerpo y si lo tienen será porque los adultos se lo habremos transmitido.

Miedo al descubrimiento del cuerpo

Como padres debemos ser capaces de dar a nuestros hijos las herramientas necesarias que les permitan descubrir su propio cuerpo de una forma sana. Este descubrimiento es un hecho natural y es necesario que ocurra para llegar a la adultez de forma plena y libre.

Acompañarlos sin la mirada juzgante del adulto (fruto de la educación represiva recibida). Se hace necesario cambiar la mirada.

Tenemos la idea de que en la sexualidad hay muchos peligros, sobre todo de cara a las primeras relaciones sexuales (embarazos, enfermedades de transmisión sexual etc.)

El propio cuerpo no da miedo. Los niños no deben tener miedo a descubrir su cuerpo y si lo tienen será porque los adultos se lo habremos transmitido.

Empoderamiento sexual

En nuestra sociedad la figura de la mujer ha sido vista como “objeto de deseo”; con el papel reproductor y de satisfacción al hombre. Ella no es vista como “deseante” sino desempeñando un papel pasivo. A través del sexo cumplimos con el rol que nos han puesto.

Y es desde ahí desde dónde partimos para educar a nuestras hijas en la sexualidad. Replantearnos este rol como mujeres, como madres, para no perpetuarlo.

Animemos a nuestras hijas a que descubran su cuerpo por sí mismas, a que sean “deseantes”. El despertar sexual tiene que venir antes de ser compartido. Primero han de conocerse a ellas mismas para saber si quieren o no compartirlo con alguien. Esto las hará autónomas y capaces de decidir sobre su sexualidad. Les dará autoestima sexual.

Debemos transmitirles el mensaje de que en la sexualidad hay mucho poder, que su cuerpo es maravilloso y tiene que ser respetado. Ellas son las dueñas de sus cuerpos.

El placer debe depender de cuánto se conozca una persona a sí misma y de saber pedir lo que necesita. Saber pedir y recibir y no centrarse solo en el dar o satisfacer.

¿Cómo podemos acompañar a nuestras hijas?

Tenemos que tener claro que el despertar sexual se va a dar. Si no tenemos como padres un papel activo y dejamos su educación sexual en manos de la cultura y la sociedad, correrá el riesgo de dar como resultado una sexualidad mediocre, reprimida y violentada. Seamos conscientes de la sexualidad de nuestros hijos.

Marta y Cristina Torrón en su libro “Tu cuerpo mola” anima a las niñas a que no desdibujen su cuerpo, pues lo que no se nombra y no se toca deja de existir en su cerebro, se borra. Hemos de sentir el cuerpo físico de una forma normal y no distorsionada ya que puede acarrear problemas en el futuro.

Ella nos propone descubrirlo a través de la mirada, el movimiento, el tacto y el pensamiento.

El cuerpo ha de ser mirado permitiendo el autoconocimiento. Saber cómo es cada parte de nuestra anatomía nos dará seguridad en nosotros mismos.

Hay que moverlo, los músculos se atrofian si no se les da movimiento. El útero, la vagina, la musculatura del suelo pélvico necesitan ser sentidos y movidos.

Por supuesto, hemos de tocarlo. La autoexploración nos da una sabiduría insuperable sobre nuestro cuerpo pudiendo así predecir y anticipar enfermedades y anomalías, pero también identificar en qué momento del ciclo estamos, en qué momento del parto nos encontramos entre otras muchas cosas.

Y, por último, pero no menos importante, el cuerpo hay que pensarlo. Visualizar nuestros órganos internos especialmente nuestro útero, vulva, cuello uterino. Puede ser útil dibujarlo para darle consciencia.

Para mí, esta parte es fundamental, pues cuántas mujeres no son conscientes que tienen cuello del útero hasta que llega el momento del parto. Esa parte de nuestro cuerpo está ahí siempre y reconocerla nos aporta valiosa información, sobre nuestra salud y ciclos.

Conclusión

Hay muchísimos aspectos de la sexualidad que debemos aprender como padres. Tanto para aplicarlo a nosotros mismos como para enseñarlo a nuestros hijos. Para ello debemos hacer un trabajo previo sobre nuestra propia sexualidad y mirar con ojos críticos la perspectiva que tenemos sobre el tema. Solo así seremos capaces de abrirnos y poder transmitir de forma honesta y como ellos merecen.

El cambio de mirada es indispensable si queremos dar una educación sexual de calidad. Eduquémonos para educarlos.

Referencias

Torrón, M. Salvia, S. Aguilar A. y Cámara, L. (8-12 de junio de 2020). Menstruita Power®

 [ Resumen de sesiones del encuentro]. https://www.menstruita.com/

(Menstruita), T. C., & Torrón, M. (2021). Tu cuerpo mola (aprende a descubrirlo). MONTENA.

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